El pasaje hasta la villa nos salió $30 por persona y son unos 15 o 20 minutos desde el lago Espejo Chico.
Acá empiezan unas vacaciones completamente distintas. Afortunadamente, contábamos con un presupuesto cómodo, así que ni bien llegamos, pedimos información en turismo sobre hoteles baratos. Dentro de lo "barato" de la zona, conseguimos una hostería que se llama Nahuel, son todas habitaciones triples, con desayuno incluido a $1100. Como no había lugar en muchos hoteles, y ese estaba cerca, nos quedamos ahí. La habitación era chiquita, pero supo satisfacer nuestra necesidad de dormir cómodos.
Mate en mano, salimos a caminar y recorrer un poco el pequeño centro de 4 cuadras, lleno de locales de regalos, cervezas y conservas artesanales, galerías y chocolaterías.
La cena fue temprano, en un resto-bar que no recuerdo el nombre. Pedimos una tabla de quesos y ahumados que estaba increíble. Traía jabalí, trucha, ciervo, cerdo, queso brie, un queso ahumado, otro queso más, aceitunas, tomatitos cherry con albahaca y pancitos caseros recién salidos del horno. La entrada también traía estos pancitos, queso crema con ciboullete, una sopa de verduras muy rica y un pedacito de focaccia, todo esto con una cerveza negra de trigo de la zona. Después fuimos a una cervecería artesanal y tomamos una Irish Red muy rica, y obvio que para finalizar la noche, en el camino de vuelta al hotel compramos chocolates para el postre.
11/2/2016
Nos levantamos temprano, duchita, desayuno y dejamos las mochilas en el hotel para ir a recorrer un poco la ciudad.
La idea era ir a hacer el bosque de Arrayanes en bici, que son 13 km de ida y 13 de vuelta.
El bondi hasta allá nos salió $12 cada boleto.
Cuando llegamos, alquilamos las bicis por $250 cada uno y cubría todo el día. La entrada al parque nacional nos salió $30 porque no tenían talones de entrada y nos cobraron la tarifa de estudiantes, sino sale $70 para argentinos residentes y $120 para extranjeros que no integren el Mercosur.
Hasta ahí todo iba bien, hasta que llegó el momento de empezar el recorrido, donde el primer km y medio es de escaleras y tenes que llevar la bici al hombro. También hay subidas muy inclinadas, y te hacen querer morirte. Una vez que arranca el camino más liso, se pone más divertido, pero siguen las subidas inclinadísimas que para nosotros, que no tenemos entrenamiento, nos era imposible hacer andando. A los 6 km y medio ya no me daba más el cuerpo, así que decidimos parar a tomar unos mates y volvimos.
Me dio mucha pena no poder terminar el recorrido, porque es hermoso el bosque, pero no nos imaginamos que iba a ser tan difícil. De hecho, nadie te avisa que es de "complejidad alta" para ciclistas, hasta que te encontras un cartel subiendo las escaleras, cuando ya pagaste la bici y todo! Pero bueno, es un pendiente que queda para el próximo viaje, pero a pata.
Otras opciones son hacerlo caminando o en bici a la ida y volver en catamarán. También podes solamente bordear la isla en catamarán o veleros, que te ofrecen opciones con almuerzo o refrigerio dentro del viaje.
Cualquiera de las opciones vale la pena. La vista al Nahuel Huapi es increíble, y si te toca un día de sol más aún.
Al final conseguimos, y llegamos de buscar las mochilas cuando ya se estaba subiendo la gente al micro. Los pasajes nos costaron $70 a cada uno y el viaje duro una hora aprox.